Llegó el día. Se espera todo el año, pero éste tiene connotaciones especiales: hace dieciocho años que por un motivo u otro no se realiza la Estación de Penitencia desde Santa Catalina.
Será un día especial, de recuerdos y de emociones, de oraciones por los que se fueron, de peticiones y de agradecimientos; hay muchos motivos para ello. Veremos con emoción nuestra túnica preparada, que no falte ningún detalle, mirada al cielo, recuerdos que se agolpan, ilusión y añoranza.
Tarde de nazarenos morados y blancos por el barrio, familias enteras que se reencuentran, de antiguos vecinos que se vuelven a ver, rezos ante los pasos, ocupar su sitio en el tramo, costaleros preparados para hacer posible lo que parece que no lo es.
Puerta que se abre cuando el reloj de los antiguos Juzgados marque la hora de la salida y entre la luz en el Templo, rompiendo las tinieblas de los años vividos que nos han impedido la celebración de este Culto, y que nos viene a recordar nuestra vulnerabilidad y fragilidad.
Jueves Santo en el que conmemoramos la institución de la Eucaristía, del ministerio sacerdotal, día del amor fraterno, día en el que esta Archicofradía Sacramental realiza su Estación de Penitencia, su anual peregrinación convirtiéndose en Iglesia en salida que ese día adora en espíritu y verdad al Pan de Vida.
Nuestras Oraciones y peticiones como signo de comunión eclesial serán por la labor pastoral de nuestro Arzobispo, por el fin de la pandemia y la salud de los enfermos, por los frutos de la fase diocesana del Sínodo de los Obispos y por la paz en Ucrania.
Que la Estación de Penitencia te reporte toda clase de beneficios espirituales y que el Cristo de la Exaltación y su Bendita Madre de las Lágrimas te colmen de bendiciones.
José García Rufo.
Hermano Mayor.